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División según estado de denuncia
de caminos inciertos 

15.000 denuncias de ausencias fueron registradas por el Ministerio del Interior desde 2004 a 2018. Es decir, una cada 23 horas y 31 minutos. De estas, 409 siguen sin respuesta. Una de ellas es la de Juan Terra. 

Se los llama ausentes. Porque no se los encuentra en donde vivían, porque no están más en lugares que frecuentaban, porque no dieron más noticias. 

Así es como la normativa uruguaya los denomina, término que no difiere con los detenidos desaparecidos durante la dictadura cívico-militar -que no son competencia del Departamento de Registro y Búsqueda de Personas Ausentes-. 

Sin embargo, las búsquedas cesan, la investigación se agota y la esperanza se desvanece; detrás queda una familia, unos amigos y un poblado del interior que convive con una gran incógnita: ¿qué sucedió con Juan Terra? 

Cada paso cuenta: desde el accionar de los allegados, los testigos y el protocolo ministerial, así como la investigación policial, la lucha legal e incluso, para algunos, el rol de la videncia.

 

El tiempo transcurre y las impresiones perduran entre las interrogantes. Al fin y al cabo, su final parece depender de la insistencia de la familia

Recorré este sitio para conocer más sobre la problemática y el caso.

División según franja etaria
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En Uruguay existe una dependencia del Ministerio del Interior que se encarga de tratar esta problemática: el Departamento de Registro y Búsqueda de Personas Ausentes.  

En su sitio web publican fotografías y datos de las personas ausentes. Para diciembre de 2019, la página contenía distintas irregularidades en sus publicaciones.  

                                       

 Te las mostramos en este video

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cuando lo vieron por  última vez

El 27 de enero de 2019 cayó domingo. El sol molestaba, cual si fuera una camiseta pegada a la espalda a causa del sudor. Cuando el reloj marcó las 8:30 de la mañana, Juan Terra salió de su casa. Era un día más de pesca, igual que el domingo anterior, pero con una diferencia: esta vez era una salida solo de hombres. 

El punto de pesca de los amigos era un tajamar en Azotea de Ramírez, un paraje en el departamento de Treinta y Tres, a pocos kilómetros de la frontera con Cerro Largo. Eran cuatro: Andy Pereira, Ángel Danubio Pereira, Hébert López y Juan Gómez. Se conocían “desde siempre”, del barrio, del pueblo. Nunca imaginaron que la ida a ese tajamar los iba a separar.

Juan fue en su auto, un BYD FO rojo. Vestía un short y chinelas. El resto, también. Llegaron, se acomodaron y lanzaron el anzuelo a la aguada. La pesca tuvo sus frutos y, entre charlas, se hicieron las 17 horas.

 

Juan quería descamar los pescados, pero su cuchillo estaba en el auto. Le dijeron que no fuera, que no era necesario; sin embargo, él insistió. Quería hacerlo y, a pesar de su rengueo al caminar -consecuencia de un accidente cerebrovascular (ACV) que había sufrido tiempo atrás-, lo hizo.

Explorá el siguiente mapa para conocer el recorrido de la historia

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